Mañanas lluviosas, tardes soleadas y noches estrelladas; suelas desgastadas y miles de panes franceses, aveces calientes, aveces tirantes; letras, libros, dibujos; conciertos, teatro y fotos; pulgosos paseando de arriba a abajo, parques con esquinas aromatizadas con un penetrante olor a orina, aunque también, con incontables metros llenos de "bichitos" y arboles dispuestos a acoger su dorso; gente caminando, o tal vez, corriendo, la mayoría siempre conversando y por obligación: sonriendo.... ah! y aquellos corredores llenos de historia, de palomas y porque no, de sus huellas... Sueña día a día con volver a esto, a que su inherencia de silenciosa observadora, se estanque felizmente en algún rincón capitalino, mientras el mundo gira en medio de tanta perturbación y ajetreo...
En un abrir de ojos, entendí el significado de la palabra vida y en un cerrar de los mismos, me percaté que así como un día llegó, mañana tal vez no está. Y entonces el miedo me invadió y esa premonición de que algo malo ocurriría se hizo realidad. Recordé en un instante cada escena de mi vida a tu lado, recordé tu cabeza exhibiendo el cuero cabelludo, porque Dios te había dado el milagro de la vida, convertido en una niña; recordé como fuiste mi Superman! quien me arrullaba en sus brazos mientras Morfeo se apoderaba de mi, me ví en un espejo y apareció tu reflejo, amé en ese instante el ancho de mi espalda del cual siempre tuve queja, sonreí y la mueca generada era exacta a la que hacen tus labios cuando sonríen. Reviví en dos minutos peleas y abrazos, sonrisas y lagrimas, tristezas y alegrías, pero no me gustó ... porque justo esos momentos donde quise gritar de felicidad y dar el mejor regalo de la vida, solo me encontré con una nueva ...
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