Ir al contenido principal

Noches previas a una fiesta sin motivo

Después de evaluar la normalidad y lo extraño, lo común y lo "raro, lo que pasa desapercibido y lo que produce burla, hoy me pregunto: cuál es el precio que hay que pagar por ser de un lado o del otro? Lo paradójico es que las respuestas aplican para ambos lados sin distinción de género o raza, así como aplica la agresión o tener algún bolsillo sin una moneda o un peso. Y así como el Ying Yang, como el sol o la luna, como el día o la noche hay un polo en el que se quisiera estar pero por leyes de la vida, hay que estar en el opuesto ... ahora es una noche como esa, en donde no quiero ser un sinónimo de la oscuridad y el dolor, quiero convertirme en un antónimo, volver a plasmar una sonrisa, esperar que de unos labios surjan cuatro palabras o tal vez el susurro de dos y que provoquen un efecto como el creado por el Big Bang, en donde el espejismo creado por la corta edad e inmadurez neuronal, no mostrara tan súbitamente el resultado de la ficción, de la imaginación. Es justo ahora el instante de que mis tímpanos vibren, es justo que tres minutos  del interminable tiempo activen todas mis células mientras la adrenalina las recorre, sin necesidad de estar ante un puente sujetada a dos o tres arneses  a punto de lanzarme al vacío, es hora de decir que si, aunque la fracción de mundo que "conozco" diga que no. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un arte que por primera vez en la vida detesté

Fue  inexplicable como en una milésima de segundo, el mecanismo de una máquina fotográfica pudó generar un resultado tan aberrante para una mente. La fotografía es una disciplina que me deslumbra,  asi como  me maravillan quienes la adoptan como su estilo de vida, su vocación y es fascinante la forma en que me envuelve y dentro del encapsulamiento que crea, logra que mi cuerpo, mi rostro y otras complexiones humanas destellen increíblemente en un papel fotográfico frecuentemente de 11X8.5.  Pero el cometido que tuvo hoy durante el quinto periodo del año, famoso por ser el del supuesto fin del mundo, no fue de gran simpatía.  Y no porque el retratista hubiese enfocado mal o porque las sonrisas se hubieran desvanecido, todo lo opuesto: ventura, alegría, bonanza o felicidad, sinónimos que se adecuaban perfectamente para ocupar el titulo de cada imagen. Fueron esas mismas emociones pretéritas, las que me llevaron a recordar cada sílaba que lesiono mi emoció...

Consciencia Inconsciente

No nacimos solos (procreación y medicina), no crecimos solos (educación y orientación familiar), no moriremos solos (por lo menos con 2 personas, la funeraria, sola no estará), es más no vivimos solos, simplemente por la existencia del señor del lado, de aquel que duerme en la habitación de abajo, o hasta de la misma presencia de los extraterrestres, de quienes sabemos que existen, pero no hay comprobaciones que corroboren ésto. Solo nuestro inconsciente, más consciente que lo llamado así, sabe que, a pesar de que el cuerpo esté rodeado por masas, músculos, huesos y órganos edificando miles de seres humanos, la mente, el corazón y el espíritu, serán presa de la mal llamada (aveces) maldita, pero otras muchas, bendita Soledad.

Huellas sin medida, huellas perdidas ...

Mañanas lluviosas, tardes soleadas y noches estrelladas; suelas desgastadas y miles de panes franceses, aveces calientes, aveces tirantes; letras, libros, dibujos; conciertos, teatro y fotos; pulgosos paseando de arriba a abajo, parques con esquinas aromatizadas con un penetrante olor a orina, aunque también, con incontables metros llenos de "bichitos" y arboles dispuestos a acoger su dorso; gente caminando, o tal vez, corriendo, la  mayoría  siempre conversando y por obligación: sonriendo.... ah! y aquellos corredores llenos de historia, de palomas y porque no, de sus huellas... Sueña día a día con volver a esto, a que su inherencia de silenciosa observadora, se estanque felizmente en algún rincón capitalino, mientras el mundo gira en medio de tanta perturbación y ajetreo...