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Y ahora?

vió en su mirada los rastros del rencor, de un fastidio sin una justificación. De un vacío que se creó y que tal vez nunca llenó. Quizá, solo esperó que alguna vez de sus labios, de sus carnosos labios brotaran simples palabras de esas que se deletrean fácilmente en una telenovela, de esas que los niños dicen a sus padres o a su perro, pero que entre dos adultos es totalmente diferente el significado. Ahora para ese ser, cobraban vida cada una de las silabas de las famosas canciones dedicadas a la decepción de cupido, sus flecha y su confusa emoción. Ahora, la carrera detrás de las estrellas se había detenido igual que el tiempo en su memoria, porque en su vida corría a la velocidad de una tortuga mientras que la Luna, que había sido todo el tiempo su tesoro se alejaba, se ocultaba e invitada al Dios Ra a ser participe del mundo. 

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En un abrir de ojos, entendí el significado de la palabra vida y en un cerrar de los mismos, me percaté que  así  como un día llegó, mañana tal vez no está. Y entonces el miedo me invadió y esa  premonición  de que algo malo ocurriría se hizo realidad. Recordé en un instante cada escena de mi vida a tu lado, recordé tu cabeza exhibiendo el cuero cabelludo, porque Dios te había dado el milagro de la vida, convertido en una niña; recordé como fuiste mi Superman! quien me arrullaba en sus brazos mientras Morfeo se apoderaba de mi, me ví en un espejo y apareció tu reflejo, amé en ese instante el ancho de mi espalda del cual siempre tuve queja, sonreí y la mueca generada era exacta a la que hacen tus labios cuando  sonríen.   Reviví en dos minutos peleas y abrazos, sonrisas y lagrimas, tristezas y alegrías, pero no me gustó ... porque justo esos momentos donde quise gritar de felicidad y dar el mejor regalo de la vida, solo me  encontré  con una nueva ...

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Mañanas lluviosas, tardes soleadas y noches estrelladas; suelas desgastadas y miles de panes franceses, aveces calientes, aveces tirantes; letras, libros, dibujos; conciertos, teatro y fotos; pulgosos paseando de arriba a abajo, parques con esquinas aromatizadas con un penetrante olor a orina, aunque también, con incontables metros llenos de "bichitos" y arboles dispuestos a acoger su dorso; gente caminando, o tal vez, corriendo, la  mayoría  siempre conversando y por obligación: sonriendo.... ah! y aquellos corredores llenos de historia, de palomas y porque no, de sus huellas... Sueña día a día con volver a esto, a que su inherencia de silenciosa observadora, se estanque felizmente en algún rincón capitalino, mientras el mundo gira en medio de tanta perturbación y ajetreo...